10 de marzo de 2014

ENTRE “TIZINES” Y “GORGES”


12 / 2   MARRUECOS PARTE III  

Chau Desierto !!!!!


Por fin llegamos a Zagora! Lo que no sabíamos es que nos quedaríamos casi una semana !! Lo primero que hicimos fue meternos de cabeza en un camping con wifi. Nos pusimos al día con el mundo exterior y con el agua y el jabón. 



Lavamos todo: ropa, alforjas, carpa, bici, más ropa, cabeza, cuerpo, utensillos, más ropa… todo destilaba tierra y arena por doquier. La conección era lenta pero estábamos cómodos, así que allí pasaron los primeros tres días. Pixa, el dueño del camping, un capo, nos hizo precio (150 Dh los dos por las tres noches). 



Y justo nos estábamos yendo cuando se anticipaba otra gran tormenta de arena. Nos paramos en la puerta del supermercado de Brahim, a tirar la moneda al aire y dejar que el azar decida nuestro destino, cuando se asoma precisamente él y entonces no es ni cara ni seca… la moneda cae de canto y nos vamos para su casa!! 


De entrada una trepada del 30%; por suerte cortita porque ni empujando subía! Nos recibe Sahara, su mujer y su bebito y empiezan las corridas y ofrecimientos. Un té, la habitación, la ducha, la tele, unas cervezas, la cena ... exquisita!, un vino, una peli y por qué no un poco de yerba de la buena, jajaja. 



La velada se extiende hasta pasada la medianoche. Brahim vivió cinco años en Suiza y se nota, la visión de la vida es otra. No obstante, no deja de reconocer que “…en Europa se vive para trabajar…” y que él quiere trabajar para vivir. Lo mismo escucharíamos de boca de otros marroquíes que habían tenido la oportunidad de viajar al exterior. Su casa, muy cómoda, nada que ver con las de tipo berber que veníamos viendo. 


Así llevan a sus bebés las marroquíes ;)

Vista desde la casa de Brahim
Todo muy bien decorado, elegantemente tradicional. Las habitaciones enormes y el piso de arriba aloja no sólo la de huéspedes con su amplio baño, sino que también ha reservado un lugar muy especial donde se dibujan, con piedras pegadas en el suelo, dos espirales encontrados por donde se llega al centro, para meditar según él, y se vuelve a salir por otro camino. Nos costó irnos, porque, como es costumbre, después del desayuno seguían las invitaciones. Hasta un ofrecimiento de trabajo para Oscar! 

Siempre, siempre hay alguien curioseando, jaja



Las tres noches siguientes armamos campamento junto al río, debajo de un árbol y nos dedicamos de lleno a las actividades internéticas; como contactar a la familia, completar el blog y decidir sobre los próximos kilómetros. Esta vez en un barcito a la entrada del pueblo.

Qué manera de comer dátiles !!! jajaja

El Valle del Draa es bellísimo. Extensos palmerales salpican enormes valles; cultivos y más cultivos a la sombra de las palmeras en los oasis… y también aparecen los vestigios de las gargantas (“Gorges”) hacia donde vamos; robustos paredones de piedra colorada. 



Secando yerba para el matecocido ;)
Llegamos al cruce en Tansikht y tomamos dirección este hasta Nekob. Un nuevo desvío nos va conduciendo por un camino de ripio hacia el paso Tizi-n-Tazazert. Al principio la cosa fluye, si bien no es una autopista la vamos llevando bastante bien. 



De repente, tras una última trepada, aparece un valle escondido en un angosto cañadón de ensueño. No esperábamos encontrar este vergel allí, luego de tanta aridez !! Y una vez más en Ousdidan nos invitan a tomar el té … con torta y panqueques!





Esa noche dormimos en un lugar muy especial; en la antesala de lo que sería uno de los tramos más difíciles de esta etapa. 


No sólo el camino se empecina en mantener una pendiente ascendente interesante, sino que el relieve está imposible: piedras pequeñas en cantidad suficiente para que la bici se entierre y no se pueda avanzar; piedras grandes asentadas tan estratégicamente que la bici no deja de saltar; manchones de piedra sobre elevados, la bici se traba y no sólo hay que bajar sino que es muy difícil empujar! Más de una hora para hacer tan sólo 4 km…



Yuuupiiiiiiii!!!!! Ahí viene el “Salvador”, jajaja … Ahmed pasa muy despacito junto a este par de ciclistas locos y pregunta : “­¿Todo bien?” … “Noooooo!!!! Todo mal! ¿Cuánto falta para el “tizín” (la parte más alta)? ¿Sigue todo así?¿No podría alcanzarnos un tramo?” Oscar larga una pregunta tras otra.



“Cómo no! Suban que los alcanzo!!” Y como un duque y una duquesa sacamos boleto de primera junto al parabrisas y que la chata se encargue de renegar con el relieve y toda la carga ! No sé si fue por la comodidad del vehículo, pero las vistas fueron estupendas, magníficas, grandiosas… cuánto más lo disfrutamos que si lo hubiéramos pedaleado!! 

Gracias Ahmed !!!

Y gracias Hassan, su nietito, que fue arrinconado contra la ventanilla para que nosotros fuéramos más cómodos. Nos convido las naranjas más dulces y jugosas que habíamos probado hasta entonces.
Así secan la ropa en el campo

Bomba en un río seco :)

Nos ofrecía llevarnos hasta abajo, pero un poco por orgullo y otro para poder volver a sentir el viento en la cara decidimos descender con nuestras propias ruedas. Al final, el descenso se vio interceptado por alguna que otra subida. Una nueva invitación a tomar el té en Ikniouin con pan y aceite y ahora sí… asfalto hasta Boumalne Dadés.




27 / 2  EL TODRA VALE LO QUE CUESTA!!


Otro poquito de internet en un barcito y allí nos quedamos; insisten en que armemos la carpa debajo del alero del local. Asomamos la cabeza al otro día y podemos ver piernas como tijeras que van y vienen de su interior. El dueño del bar se compró una estación meteorológica en el mercado y nos la trajo para que le expliquemos su funcionamiento. A cambio… té de menta!!



Pedaleamos hasta Tinghir o Tinerhir. La primera noche acampamos junto a una “comuna” (municipalidad). Se acercó el guardia y tras las preguntas de rutina nos deseó buenas noches. Una vez en la ciudad, por cierto muy turística, se nos pegó un muchacho todo el día… fuimos al correo y al mercado, compramos dátiles y salimos para las Gargantas del Todra



Encuentro con un par de italianos cicloviajeros!!


El "Hammam" es un baño público, pero no el típico baño público que conocemos nosotros. Es una tradición árabe e históricamente se ubicaban en las proximidades de las mezquitas. La doctrina musulmana impone un riguroso ritual destinado a garantizar la pureza corporal y espiritual de los creyentes antes de hacer la oración. Los hay separados de hombres y de mujeres o el mismo con diferente horario según el sexo.


Pedimos permiso para acampar en la entrada de una casa enorme en una subida y a la mañana siguiente nos invitaron a desayunar. 


Intercambio de experiencias con una pareja de holandeses
Ese mismo día sucedió algo muy raro y terrible para mí que me dejó mal por el resto de la semana. Paramos junto a la ruta para disparar unas fotos del valle y de repente siento que alguien respira en mi cuello. 

Pueblo abandonado color terracota !!

En un primer momento pensé que era Oscar, tan cerca no podía ser nadie más; pero al correr la mirada veo que Oscar está enfrente mío, unos 20 metros más adelante… entonces vuelvo a girar con cautela la cabeza y me encuentro con la cara de un individuo tan cerca, tan cerca que casi se tocan las narices. 


Vuelvo a mirar a Oscar sumida en un terrible estupor y pego un grito (se imaginarán el timbre del grito, jeje) al mismo tiempo que nuevamente giro la cabeza y esa cara con sus ojos fijos y rastas negras bajo un gorro de lana gruesa continúa clavada en la mía. No puedo más que gritar otra vez como si hubiera visto un fantasma y el chabón, muy parsimoniosamente, se da media vuelta y se aleja de mi lado. Le saco una foto de espaldas y unos días después me enteraría que era tan sólo un loquito del lugar.


La garganta propiamente dicha es impresionante, más de 300 metros de altura y de un kilómetro de largo; en su parte más angosta no tiene más de 20 metros de ancho. El río es pequeño y muy cristalino. Nace en la Cordillera del Atlas, pero lo curioso es que no desemboca en ninguna parte (la gente del lugar lo llama río seco). 



Como sucede con la mayoría de los ríos en Marruecos que van de la cordillera hacia el oeste, son conducidos y canalizados, hasta que su última gota de agua es absorbida en un huerto o evaporada por el calor del desierto.


En un punto del recorrido nos rodea un grupo de alemanes atraídos por las bicis y la carga y a partir de ahí entablaríamos una lucha despiadada con el viento. De entrada, ni siquiera puedo subirme a la bici porque me arranca de un tirón. Como podemos vamos avanzando metro a metro hasta encontrar un lugar donde tomar un respiro y el almuerzo.


Se detiene una camionetita y aparece John, un inglés muy peculiar!! El tiempo se escurre en mil charlas diferentes y son ellos (John, Koos y su novia) los que deciden armar campamento allí para pasar la noche. 


Y nosotros volvemos a nuestra pesadilla: la primer subida me deja sin aliento y luego las ráfagas cruzadas nos impiden seguir una línea recta; cada bocanada es como una cachetada al medio de la bici cargada lo cual obliga a volantear y bajar sincronizadamente los dos pies a tierra firme. Una vez logrado el rumbo de frente, nuevamente a empujar hasta el próximo intervalo de calma y así hasta la próxima ráfaga. Esta tortura duró aproximadamente dos horas y que después me vengan a decir que estamos de vacaciones, jaja. Me duelen las muñecas, los hombros y los omoplatos de intentar mantener la bici derecha en un río de oleaje ventuno y los glúteos, rodillas y gemelos de empujar en contra de la corriente.


Como corolario, cuando encontramos, ya de noche, un lugar en el medio del cauce que creíamos potable para armar la carpa, fueron tres veces las que el viento se la llevó y nos dejó muy claro quén mandaba allí. Apenas atinamos a agarrarla desesperadamente de la última puntita que logramos atrapar en el frenesí del gran venturi. Agotados ya por tanto trajín decidimos no obstante continuar por la ruta hasta dar por fin con otro lugar con un poco más de reparo. Era tanto el cansancio que sólo queríamos echarnos a dormir.

Gracias John !!!!
Toda la noche sopló el despiadado. Lo escuchábamos allá arriba peinando los paredones con brutal estruendo y sabíamos que venía, que iba a bajar para pegarnos una sacudida. Cada tanto buscaba de reojo y entre dormida los cuatro dígitos en la compu de la bici que me dijeran finalmente que el amanecer estaba cerca.



Ya eran las 10 de la mañana y no había miras de hacer las paces por lo que decidimos desarmar a medida que nos iba permitiendo su majestad el viento… ya estábamos prestos a lanzarnos nuevamente cuando aparece John, y nos rescata por un rato adentro de su camioneta y la charla se combina con un tradicional té inglés. Es maestro y también se hartó del sistema y la rutina, aparte del clima de Lake District; una de las zonas más llovedoras de Inglaterra ;). Sus hijos ya son grandes y él va de acá para allá en su camionetita buscando esa aventura que nos ayude a sentir que la vida es bella en cada esquina!!!


Nuevamente montados en nuestros corceles de acero llegamos a Tamtattouchte y nos metemos de cabeza en el camping “Les Amis” a pegarnos un baño y lavar ropa, los dos por 40 Dh (los dirham están 1 a 1 con nuestro peso). La noche se vistió de fiesta y nos dejamos embriagar por los ritmos improvisados en djembés y tan tans. Durante dos días Mohamed, el dueño, nos invitó a toda hora con té y sopa crema de verduras orgánicas!! Nos regaló también un día más de descanso.
                           

Gracias Mohamed !!!

Se vienen tres días de intensa actividad. Primero los niños, aaahhh !!!!! (onomatopeya que expresa hartazgo), los niños... y eso que yo los adoro, eh! pero llega un momento en que se hacen odiar.



Pobres criaturas y sé perfectamente que no es su culpa sino la de todos los inescrupulosos turistas que limpian su conciencia dándoles cosas. Si hasta nos contaron que anteriormente se las tiraban desde las ventanillas de los autos, como si fueran animalitos! Entonces, nosotros que nos desplazamos en un vehículo lento y abierto completamente a todo, estamos permanentemente expuestos al asedio. Es decir, no podemos elegir subir la ventanilla, pisar el acelerador y mirar para otro lado como si no existieran.




En cada pueblo, y hay uno tras otro, de cada rincón salen los niños de a montones a pedir: un bombón (golosina para ellos), un "stilo" (lapicera en francés), o un dirham (dinero). Algunos, los más osados se paran con las piernas bien abiertas frente a la bici, otros corren desesperadamente y a los gritos por 100 o 200 metros a nuestro lado, otros, los más chiquitos, abren sus manitas e inclinan la cabeza como rogando y también están los que extienden el brazo y abren la palma muy cerca de la bici... a estos últimos al principio, pensando que era un juego saludarlos chocaba mi palma con la de ellos, pero después me fui dando cuenta que lo que querían era agarrármela y un par de veces tuve que soltárselas rápido antes de que me tiraran.



Unos pocos se atrevieron alguna vez a lanzar alguna piedra al ver que no obtenían respuesta. Al final del día tratábamos de pensar de qué forma podríamos lidiar la jornada siguiente con la situación, pero nada resultaba viable... son niños y no tienen la culpa. ¿Cuando entenderán los adultos el mal que les hacen regalándoles cosas? Muchas veces me detengo y trato de entablar una conversación; les digo mi nombre y les pregunto el de ellos, les cuento desde dónde venimos y les muestro el mapa, los invitamos a dar una vuelta en la bici y les brillan los ojitos, pero sería imposible hacerlo con todos; sin exagerar, es un promedio de 40 niños por día.



 Las mujeres pasan muy temprano cargadas con enormes bultos de pasto a sus espaldas, sí, leyeron bien: "las mujeres" ( mientras a los hombres se los ve tirados en la calle charlando). Parecen burros de carga y tampoco pierden ellas la oportunidad para pedir algo: crema para manos y cara, algo para comer o aunque sea un poco de agua. Nos preguntamos si será el condicionamiento que les quedó de pequeñas o si es que de alguna manera mitiga el sufrimiento el hecho de recibir algo.



Y se venía el "tizín" más duro del Alto Atlas: 2700 metros totales, son 1200 metros de desnivel a conquistar en tan sólo 10 kilómetros; lo que da como resultado una pendiente del 12%... interesante, no? para que tengan una idea es como si tuvieran que subir 12 metros cada 100 de recorrido con la bici cargada con 40 o 50 kilos. Tardamos 10 horas en superar los 10 kilómetros.








Mientras haya coles, pasos o tizines de 2700 metros o más no voy a poder dejar la bici; 10 kilómetros en 3 horas! La puta si vale la pena estar vivos !! No te cambio por ningún otro medio de transporte. Vistas im-pre-sio-nan-tes y luego vino la merecida bajada. Bueno... por momentos ni se notaba que íbamos para abajo; el viento otra vez nos obligaba a pedalear.




Llegamos a Imilchil y antes de llegar al lago Tislit, donde descansaríamos por unos días, una noticia nos golpea los oídos y el corazón. Hay un gran revuelo en las 3 cuadras centrales del pueblito, los niños corren de aquí para allá y un muchacho nos cuenta que gendarmería acaba de agarrar a tres hombres saharauis (del Sahara) que habían venido de otro pueblo a llevarse tres niños para degollarlos. Tuve que preguntarle y escucharlo como cinco veces antes de digerirlo. 
              
      Y el tema pasa por una historia muuuy larga. Resumiendo, el Sahara Occidental nunca fue independiente; en la Edad Media era la ruta de paso entre los reinos marroquíes y las tierras senegalesas del sur por donde circulaba oro y sal. Después, por cuestiones archi conocidas - el poder y la riqueza- pasó por manos españolas y francesas. Y finalmente cuando Marruecos (también colonia francesa, porque no se salva nadie :)) obtiene la independencia de Francia, reclama el territorio sub sahariano (sub porque está ubicado debajo de Marruecos) como propio, allá por el 1967. España también lo reclama y así empieza una época de forcejeos y guerrillas. Incluso Mauritania considera que tiene derecho a su parte... Si les interesa saber un poco más pueden pinchar acá.

   

6 / 3   FESTEJAMOS LOS 5000 CON GRANIZO, LLUVIA Y NIEVE !!


En el cruce para Midelt nos sorprenden unas gotas de granizo. Más adelante, Jamal, montado en su mula, nos pide una cámara para su bici. No tenemos una extra pero le damos parche y pegamento. En seguida nos invita a su casa en el próximo pueblo. 


Diferente formas de llevar la carga ;)

Tomamos un atajo y tras cruzar el rio por unos puentes de palos llegamos a su hogar. Como siempre, té, pan con aceite de oliva y esta vez también había suero para mojar. Charla y tagine con carne de cordero, mmm... , una de las más deliciosas!! La carne es dura pero muy sabrosa y esto se debe a que los animales viven en completa libertad. 



No hay corrales ni alambrados. Cada rebaño parte muy temprano con su pastor y regresa al atardecer después de caminar todo el día. Es muy poco el alimento en estas regiones por lo que hay que recorrer grandes superficies para engordar. 

                       
Continuamos adentrándonos en la región más bella que hemos transitado hasta ahora. Cada curva es un espectáculo magnífico y hay una tras otra. Las montañas rojizas de 3000 metros con nieve en sus cumbres, el cielo azul con nubes impecablemente blancas, los cultivos en el fondo verde esmeralda con gente salpicada trabajando duramente, las laderas color beige cruzadas por vetas de diferentes marrones, verdes y hasta púrpuras! Los pueblitos parecen pintados.




Me hizo acordar mucho a Salta y Jujuy hasta que empezaron a aparecer los cedros; primero bastante raleados y luego en pequeños bosques. Bellísimas formas, vistas armónicas e impactantes a la vez.




 Tanto entretiene el paisaje que por momentos nos olvidamos que estamos subiendo... Hasta que se hizo tan sostenida la trepada que dejamos un poco de disfrutar y junto con el viento cruzado empezamos a padecer otra vez. Yo estoy al final de mis reservas por lo que Oscar me ayuda por tramos a empujar y llevar la bici.





Curva tras curva el camino sigue siempre para arriba. Nos acompaña la nieve y el frio helado se siente en cada respiración. ¿Es posible que la temperatura haya bajado tanto? Y sí, estamos a 2409 metros... llegamos al Tizi-n-Timicha y este no aparecía en el mapa!! 

Comienza a nevar otra vez, nos abrigamos y emprendemos el descenso.