11 de febrero de 2014

CAMINO AL DESIERTO

MARRUECOS  PARTE II



Ouarzazate es una ciudad-pueblo sin mucho atractivo. Nos invitan a tomar el té en una tienda y tras un poco de regateo por un par de artículos nos pasamos la tarde tocando el djembé.




Un muchacho nos invita a su casa, es couchsurfer. La relación es distinta que con el resto de los miembros de estas organizaciones y ya lo había leído en internet. Nos invita a su casa pero si queremos comer tendríamos que pagarle a su mujer. 




En otros casos es el enganche para hacer alguna excursión. De todos formas la experiencia fue positiva ya que conocimos un poco más sobre su gente. La última noche nos acomodamos cerca de la estacion de bus. El nuestro sale a las 5 de la mañana para Erfoud


Tomamos mate, dormitamos y nos comimos una amansadora de 8 hs. Erfoud es un pueblo pequeño lleno de gente que quiere venderte excursión al desierto. Es tanto el acoso que si en algún momento pensaste en contratar o comprar, al segundo, desistís. Como verán, esta es una constante en todo Marruecos, sobretodo en las ciudades.


Nos alejamos un poco para almorzar y luego continuamos para Rissani y Hassilabied. Es de destacar lo despierto que son los pibes ya a los 17 años. Algunos te hablan como expertos empresarios y con un conocimiento y dominio total no sólo de 5 idiomas por lo menos (árabe-berber-francés-inglés y español, algunos italiano y alemán, otros hasta japonés), sino también de la vida misma. 



Reflexiones que a veces no se encuentran en un adulto. Mi teoría es que, conjuntamente con datos extraídos de internet que declaran que un 70% de la población marroquí tiene menos de 30 años, estos niños-adultos deben apurarse a vivir por eso es que a los 15 o 17 ya parecen de 40.



Todavía me falta investigar a qué se debe la corta edad de la mayoría de sus habitantes. En Hassilabied teníamos WS, Mohammed. Descansamos, visitamos el primer Oasis-jardín, así le llaman ellos al sector donde cultivan sus verduras: principalmente zanahorias, habas, cebolla y pasto. 





El sistema de riego es por inundación y algo sorprendente, por lo menos para mí, es que el agua viene por un canal desde un pozo que sólo está a 2 m de profundidad en el límite con el desierto. 




Hace 50 años que los nómadas cambiaron su vida para establecerse en este pueblito. Está a la vera de Erg-Chebbi un pequeño desierto de altísimas dunas doradas. 



Visitamos Merzouga, pueblo vecino y nos regalamos un tour al desierto. Nos trasladamos en dromedarios (una sola joroba) guiados por otro Mohammed. 




Pensábamos que iríamos sueltos pero no, la cosa es en fila india, uno atado tras otro, nos dijeron que sino, no caminan. 


Las cámaras no dan abasto para disparar. El color de la arena es increíblemente anaranjado y el atardecer lo acentúa aún más.













 Sesión de fotos sobre una duna. 









Esa noche comimos tagine dentro de una "jaima" (carpa, bah, carpón usado por los nómades en el desierto), había una pareja de españoles y otra de estonios. 


Hubo música bereber con los "tam tam" y canto. Intercambiamos algunos pareceres y datos sobre nuestros países y nos fuimos a mirar las estrellas sobre otra duna. 




Una vez en la jaima-dormitorio celebramos el cumple de Patyi con algunos acertijos y tortita. Antes de que despuntara el sol Oscar y Patyi se fueron a ver el amanecer, yo preferí quedarme a remolonear un rato más. 











Desayunamos con todo y regresamos sobre los fieles animalitos. 





Estábamos dispuestos a arrancar esa misma tarde pero una tormenta de viento y arena nos llevó de nuevo a casa de nuestro WS. Es la primera vez que veo algo semejante, como en las películas el viento soplaba embravecido y la arena no dejaba ver la vereda de enfrente.

 

La gente igual circulaba por la calle y esto duró aproximadamente una hora. Nos cuentan que el viento es imprescindible en esta época para la polinización de las palmeras, así que...
 nadie se queja !!

GRACIAS  MOHAMMED !!!


Parecen dibujos... pero juro que son fotos y sin arreglitos !!!!





30/1  DESPEDIDA Y ... A LA CARGA !!


La excursión al desierto costó 750 Dh para los tres y por suerte Patyi pudo entregar su bici por 500 en parte de pago. Nuestra compañera parte muy temprano hacia Rissani en taxi y de allí contnuará su viaje hacia Fes y luego Turquía. Te vamos a extrañar Patyi!!


GRACIAS PATYI POR COMPARTIR CON NOSOTROS ESTOS MOMENTOS !!!



Nosotros terminamos de acomodar y sentimos que las dunas nos llaman una vez más. Dejamos las bicis a un costado y subimos a la más alta que vemos desde allí. Bajamos rodando o haciendo culipatín y sin discurrir mucho nos decidimos por la ruta más difícil hacia Zagora.





Verdaderas jaimas


  El mapa se refiere a la misma como "pista sin pavimentar impracticable en malas condiciones climáticas". Y entonces esa es la que queremos hacer!! 240 km de pura aventura!!



El agua la obtenemos de los pozos que hay ubicados muy estratégicamente.

  Pasamos por el pueblo negro de la música, como es muy tarde ya, sumado al hecho de que hay que pagar para entrar, continuamos sin detenernos. Tenemos ganas de estar solos. Pedaleamos hasta Taouz y el pavimento termina en ese pueblo. 



Compramos algunos víveres en la tienda: son cuartitos pequeños, muy oscuros sólo puerta de entrada de chapa, típica de toda la zona; a la venta tienen casi de todo o por lo menos todo lo que necesitamos que en realidad es muy poco, el resto lo obtenemos de la gente el paisaje y cada vivencia que nos marca día a día.


Empezamos un poco mal... ya que ahí, al toque nomás nos toman el pelo. Un gracioso nos dice que el asfalto termina ahí, antes del final en realidad, y nos manda por otro camino.


 A los 500 m hay una buena cresta y al llegar arriba "echando los bofes" el muchacho cruzado de brazos y con una sonrisita burlona nos dice: ¿Cómo va?, ¿todo bien?, ¿no quieren venir a casa?Difícil, ¿no?



"Difícil pero no imposible", le digo devolviendo la sonrisa. "Gracias, pero vamos a seguir". Y ahí nos dimos cuenta que nos había mandado mal a propósito y nos dio un poco de bronca. Pero, bueno, no todos serían así. 



Encontramos un lugar único y especial y allí nos quedamos a pasar un día. Es como una laguna de agua color ladrillo y la tierra llega a ella en una lengua de escamas que el sol atrapa y transforma en lentejuelas color terracota.




  Buscamos leña para hacer dulce de leche de un tarrito de leche condensada... mmm manjar de unos pocos!! Miramos una peli, hacemos yoga, bah estamos como en casa! 







¿Por qué no hay WS en Marruecos? Porque cada casa, es un hogar, cada puerta, una familia que te recibe con los brazos abiertos.



Al pasar por Ouzina son las mujeres las que salen de la casa y nos invitan a tomar un té. Charlamos un rato y seguimos hasta Ramlia donde sabíamos nos esperaba un paso duro: un río de arena donde deberíamos empujar las bicis por 5 km por lo menos. 





Una de las tantas mañanas en medio de la nada... o por lo menos eso es lo que se ve a primera vista... porque siempre, siempre aparece alguien y esta vez eran dos pastoras de cabras. Se acercan, se sientan y empiezan a mirarnos, nos saludamos con un par de gestos compartidos y nada, se quedan ahí, a menos de un metro mirándonos. 






¿Qué querrán? Plata, ¿también? pero no dicen nada, nos miran, cuchichean y se rien. Las invito con mate pero no quieren, se sirven masitas que habíamos comprado en el pueblo anterior y les preparo un té ...  que terminan tirando disimuladamente. 



FLORA Y FAUNA, FAUNA Y FLORA DEL DESIERTO


Al rato se levantan y se van yendo, les digo si puedo sacarles una foto y me piden plata. Nada, se van y les robo una foto a la distancia. Se pierden en el horizonte y cada cual continúa con sus vidas. 




Otra historia peculiar cobró vida con el muchacho de la tienda: Brahim. Nos explicó detalladamente como es que podíamos sortear el río de arena o al menos la peor parte. Dando toda la vuelta por el jardín (es como ellos llaman a los oasis donde cultivan sus verduras, pasto para la vaca y las palmeras datileras) y retomando la "pista" principal más adelante. 







Nos llevó más de una hora salir del pueblo propiamente dicho y en gran parte fue posible por la ayuda de muchos niños que siempre nos rodean y están dispuestos a empujar!!




 Como era tarde decidimos dejar para el otro día la jornada más ardua. Y es entonces cuando aparece Brahim en una motito con el primo. 




Lo llevan a Oscar a buscar agua al pueblo por un atajo. Oscar vuelve alucinado, no puede creerlo: "...es como si hubiera pagado una excursión de la que no sabés si volvés. Ir en la moto con ese chico por el desierto fue como nadar con tiburones blancos pero sin jaula, jajaja". Un poco de mi imaginación y otro poco que me contó; concluimos en que la motito (no más de 100 cc) va como surfeando estériles olas de arena y lo más importante... la estrategia principal es no dejar de acelerar; por lo que... agarrate Catalina, apretá los dientes y encomendá tu cuerpo y alma al señor, jajaja y a la impresionante habilidad de estos chicos para maniobrar en esas condiciones. 


Brahim y el primo tomando mate ;)

La cosa no termina allí, nos indican donde armar la carpa y al rato dicen: " Vamos a buscar una gallina y venimos". En menos de un santiamén vuelven con el pobre plumífero cacareando, al saber que su vida tenía pocos minutos de existencia. Ahí nomás la degollan, cuerean (porque no la despluman; le sacan el cuero limpito !), la limpian, trozan, adoban y a la parrilla; en menos de una hora pasó del gallinero a mejor vida!! 


y sí, pobre gallinita, pero es la ley del desierto...


La charla se extiende hasta bien tarde. Nos comunicamos generalmente en francés o castellano. 

Gracias Brahim por esta mágica noche !!

Y como esperábamos, fue durísimo empujar las bicis por las dunas pero sabíamos que no quedaba otra; así que lo mejor era pasarlo rápido. No hemos logrado hacer más que 20 km por día de promedio. 





El sol pega con ganas y no hay día que no nos toque empujar, a veces más a veces menos pero es inminente que en algunos tramos se te clave la rueda delantera y por más que intentes hacer colear la trasera para zafar y seguir, o bien te caés o te tirás jaja. 






Viruta del desierto... fondo de pantalla !!



Pasamos por Hassi ("pozo" en árabe) Fougani; una población que ni siquiera figura en el mapa. Es allí donde nos cuentan de JICA (Asociación de Cooperación Internacional Japonesa). Son los japoneses los que ayudan a los marroquíes y a otros muchísimos países a organizar asociaciones para que las mujeres, por ejemplo, puedan ganar su propio dinero a partir de los tejidos que ellas mismas confeccionan. 




Otra asociación se encarga de los fósiles y otra de manejar el agua...  La pregunta es si la ayuda será desinteresada o tendrán los marroquíes que entregar medio país el día de mañana. 


Cementerio en medio del desierto

Ofrenda para el difunto, la típica tetera del té marroquí

Precioso pañuelo hecho a mano !!!


De todas formas es algo bueno, que el propio gobierno no proporciona, así que el debate queda abierto. En Tissamoumine nos invita otro Brahim a almorzar a la salida de la mezquita; hoy es viernes y hay misa. 






Esperábamos en la puerta a que terminara el rezo para que nos vendieran algunas provisiones. Hacía mucho calor y estábamos muertos de hambre; por lo que aceptamos la invitación. 




Después de la tagine nos llevó a conocer su finca. A los 14 años se fue a España y trabajó en una empresa durante 10 años. Al regreso compró tierra y se casó. El cultivo del momento es la sandía, así que apuestan todo a ello: sistema de riego, plástico para túneles y cinta de goteo. 



Planta de azafrán ... la conocían ?


Para que tengan una idea 20 hectáreas las pagó € 40.000.  Insumos y mano de obra   2000 o  3000 más y sólo para iniciar la actividad: 7 personas, €12 por día cada uno por 2 o 3 meses. La cosecha la lleva a cabo el comprador y la venta es por lote, no por peso. Dice que para ese momento vienen los caminones uno tras otro a querer concertar el negocio.




Gracias Brahim !!!
Seguimos pedaleando sin prisa pero sin pausa bajo un sol desgarrador. Los atardeceres nos regalan toda la paz que el día nos arrebata.




Me doy una panzada de maníes y quedo de cama. Al otro día apenas si puedo pedalear 8 km para acercarnos a Iminouasif por agua. Nunca nos imaginaríamos lo que nos esperaba a la mañana siguiente. 



El viento no había parado en toda la noche por lo que pensamos que al amanecer amainaría un poco, pero no... empezó a empeorar, cada vez soplaba con maás fuerza. Pensamos que era un viento más, pero no... vimos que se las traía, a lo lejos la nube de arena lo anticipaba. En menos de 1 hora estábamos siendo sacudidos de acá para allá y la arena no dejaba de pegar contra la carpa con un sonido constante y parejo. Bueno, alguien tiene que salir a juntar las cosas que quedaron tiradas por ahí; antes de que desaparezcan en una ráfaga. 



Entonces Oscar me dice: "Quedáte en este rincón así atajás la carpa desde esta punta; yo voy para afuera". Y casi no termina de salir cuando siento una fuerza incontrolable desde atrás que me empuja y me revuelca con carpa y todo. Lo primero que atino a hacer es a abrir el cierre para impedir que se embolse y en seguida le grito a Oscar: "bajá los parantes que me llevaaaaa!!". A partir de ahí sólo pensé en quedarme enroscada sobre mis piernas con la cabeza entre las rodillas y una vez como tantas otras, acudí a la fé y me puse a rezar. Era tanta la bravura de ese aire rabioso que tronaba y tronaba mientras escupía bocanadas de arena que sólo pensé: "Ojalá que pase pronto" y segui rezando. 


Me tranquilizó sentir el cuerpo de Oscar detrás mío, estaba cerca, estábamos juntos. Y así nos quedamos en silencio, cada uno en sus pensamiento, esperando que en algún momento lo que estábamos viviendo fuera sólo una anécdota más. Vimos como la arena pulía las bicicletas, sentimos el cric cric del sílice entre las muelas, olimos la sequedad de un suelo aún más árido y fuimos testigos de un panorama desolador. Como en un rodaje, como en una película... Qué imprevista e incontrolable es la voluntad de la naturaleza. Cuántas y qué diferentes son las maneras en que se expresa y deja bien claro quién es el todopoderoso; una vez más qué pequeños y débiles somos... 


 Como pudimos, en medio del viento y la arena juntamos todo así nomás y decidimos volver a la ruta para caminar hasta encontrar un reparo. Habrán sido 500 mts que empujamos las bicis mientras el viento nos empujába a nosotros en sentido contrario. Como nunca entendimos la gran utilidad de los pañuelos-turbante en la cabeza. Nos enroscamos cada uno el suyo; el mio blanco, el de Oscar azul; sólo los ojos tras el vidrio de los lentes tomaba contacto con el afuera, como el periscopio de un submarino. 



"Vamos hasta la casa donde me invitaron a mí ayer; allá en el árbol coposo", dice Oscar. Y no tuvimos siquiera que presentarnos cuando al ver que nos acercábamos salió uno de los niños a nuestro encuentro y nos invitó a tomar el té. 




El resto... otra historia de amor. En menos de 5 minutos estábamos rodeados por 10 niños de 1 a 11 años. El más grande hacía de interlocutor, nos entendíamos en francés. El abuelo, en un rincón, ya sin vista a sus 70 gastados años. 




Y aparecieron las mujeres con la tetera plateada y los vasitos... charla va, charla viene, parece que el viento va calmanda pero de ninguna manera quieren que nos vayamos; por lo cual fue obligación (y un gusto por supuesto) aceptar su invitación. 



Llega el señor de la casa y nos lleva a recorrer su tierra. Siempre con orgullo nos muestra los surcos que está abriendo en medio de un pedregal para sembrar sandías. Nos explica cómo provee agua al cultivo y a la casa con un motor de coche... y mi mirada se pierde en el horizonte y lo sigo escuchando como un susurro mientras pienso lo duro de la vida aquí. 




Veo su cara arrugada pero impecablemente afeitada, un turbante color oliva protege su cabeza del fuertísimo sol y la jalaba, haciendo juego con el pañuelo, deja ver apenas los pies cansados en unas modestas sandalias de cuero. 



Su mirada es vivaz y llena de entusiasmo. El francés que recuerda de la escuela apenas si alcanza para comunicarnos pero su semblante y actitud lo dicen todo, no hacen falta palabras, ama su tierra y es feliz con lo que le tocó en esta vida. Qué gran enseñanza. no tienen nada y lo tienen todo: un techo, sus seres queridos, comida y trabajo. 



El sol se pone y nos reunimos junto a la pequeña mesita en el salón principal (4 alfombras en el piso y algunos almohadones contra la pared) a leer libros en bereber y francés. Nos reímos mucho, nos divertimos pronunciando sus impronunciables palabras y ellos lo gozan, se matan de risa. Mientras tanto las mujeres preparan la cena: un humeante cous cous cubierto con hojas de rábano salteadas con cebolla. Exquisito!! 


A la mañana tagine, a la noche cous cous, todos los días lo mismo... o casi todos... para qué más; así se aprende a comer lo justo para vivir y no para satisfacer el deseo con la glotonería. No hay electricidad por lo tanto cenamos en penumbras con una bombilla muy tenue y nuestras linternas. La charla no se detiene ni por un minuto. 



Luego Oscar saca el violín y los niños se tiran de cabeza a improvisar chirriantes sonidos. Los más pequeños y los mayores se van a dormir y nosotros continuamos con nuestras clases de bereber. Que sencillo y acogedor resulta todo. Tras el desayuno decidimos partir pero resulta imposible. 



“¡Cómo!, ¿Ya se van? Nooooo. ¿Por qué no vienen a ver cómo hacemos el pan? (Todo esto comunicado con señas y en idioma Amazigh). Nos miramos con Oscar y no podemos negarnos. Son las mujeres de la casa. Están felices de poder compartir sus actividades y la cocina se transforma en una fiesta!!

Una de las chicas está en cuclillas frente al horno de barro que brota desde el mismo piso como una continuación de la propia tierra. En su interior arde un fuego caliente, el mismo calor que brota de sus caras, de sus corazones. Todo es alegría y risas. Junto al horno y a sus pies se encuentran los redondeles de masa que estuvieron preparando desde las 6 de la mañana.



Con impecable maestría acomoda junto al círculo de harina otro de madera y con un movimiento sincronizado de ambas manos vuelca la masa sobre la paleta. De inmediato la introduce al horno a la vez que lo alimenta con ramitas que estuvo juntando para tal fin y que acomodó muy prolijamente del otro costado.



Mientras tanto sigue charlando y explicándonos todo con un afán contagioso. En ningún momento deja de mover las manos. Ya sea para acomodar el pan que poco a poco se va inflando y entonces pincha con un tenedor y alimenta el fuego y se rie y en otro rincón la tía teje una especie de manopla al crochet con un hilo muy finito y oscuro. Me explica que es lo que usan para refregarse cuando se bañan y me alienta a probar hacer unos puntos mientras los niños alrededor se ríen, juegan y no paran de hablar, jaja. 



Sacan fotos y más fotos, se acomodan, traen los libros y piden la cámara para hacer ellos también unos disparos. Y entonces Fátima sale corriendo y vuelve con un frasquito que contiene un líquido verde quiere lavarme el pelo y peinarme !! Las dejo acicalarme y mientras me entrego a sus expertas manos van a buscar el henna (colorante vegetal, pero este es bien bien casero y natural) y me dan a entender con señas que quieren tatuarme las manos.


Ya van por el décimo pan !! y este viene con sorpresa: está relleno con cebollita frita !! Mmmmm un manjar !! 


Después de un rato de asegurarme que el henna no se inyecta acepto la sesión de tatuaje. Y otra vea el revuelo: corren a buscar un cuaderno con bellísimos diseños y cuchichean entre ellas sobre cuál sería el que mejor me quedaría. Y manos a la obra a cargar la jeringa que la pintura no espera. 


Qué bello momento !! Qué bella cocina con su techo abierto al cielo, cubierto de hojas de palmeras !! Qué bellas personas !! Nos llevamos de Imi Nouasif un recuerdo gravado en nuestros corazones. GRACIAS FAMILIA !! 








Ah, me olvidaba, antes de irnos, se pegaron otra vuelta por la quinta y nos trajeron una bolsa con verduras para el camino J